Construyendo personajes IV: Grupales


Porque el colectivo también puede ser un personaje...

Tras una pausa, retomamos la serie de artículos dedicados a la construcción de personajes. En esta ocasión, con el objetivo de hablar de los personajes grupales.

¿Y quienes son estas gentes, os preguntaréis?

Bueno, pues hablamos de todos aquellos personajes que actúan como una colmena unitaria: gobiernos, instituciones, cuerpos de guardia y gremios. Conjuntos de personas que funcionan como un solo ser en nuestras novelas.

A menudo, de estos grupos identificamos a algunos individuos concretos, como el secretario o la ministra de defensa, pero en gran medida, todas las piezas actúan al servicio del grupo.

Para tratar sobre cómo funcionan y se construyen este tipo de personajes, hoy contamos con Mariela González, autora de Historias del Camino, quien nos hablará desde su experiencia tras la creación de las Casas de Mensajeros.

Y si aún no habéis leído la novela, os anuncio que podéis adquirirla aquí en formato digital.

Ahora sí, demos la bienvenida a Mariela:

¡Un aplauso bien fuerte para ella! ^^



1. Antes de nada, háblanos un poco de ti y de tu trayectoria


Aunque recuerdo haber estado con un cuaderno en la mano escribiendo historias desde que levantaba dos palmos del suelo, mi trayectoria como autora publicada es reciente. Publiqué una de las primeras novelas que escribí, Heredero del invierno, en 2011, con la desaparecida editorial e-Kolab, enfocada al mercado de habla hispana en Norteamérica; el año pasado volví a sacar esa misma novela con la editorial Carlinga, en una edición corregida y revisada (¡y con menos morralla!, de algo tienen que servir los años de aprendizaje). 


En 2013 publiqué mi tesina de doctorado sobre Lágrimas de luz, de Rafael Marín, con Sportula, y tengo un par de libros de investigación centrados en el mundo del videojuego en la editorial Héroes de Papel. Y la novela de la que vamos a charlar, Historias del camino, salió a finales de 2016 gracias a Kelonia, con una portada maravillosa de Barb Hernández.


2. En Historias del Camino, uno de los elementos más destacados son las Casas de Mensajeros, ¿podrías hablarnos un poco de ellas?

La semilla se encuentra en el romanticismo que he percibido desde que era muy joven en el personaje del mensajero, del cartero, ese enlace imprescindible que ayudaba a que las buenas y malas noticias llegaran a su destino. El panorama ha cambiado mucho hoy en día, claro: ahora abrimos el buzón solo para limpiarlo de folletos publicitarios o para que nos recuerden cuánto nos han clavado en la última factura. Pero la idea de convertir a un mensajero en personaje central de una novela surgió en mi mente cuando aún existía la emoción de encontrarnos una carta de un amigo, una postal o la felicitación de un familiar.



Con respecto a la estructura en sí de las Casas de Mensajeros, empecé a fraguarla partiendo de la situación particular del personaje, Keith. No tenía intención de escribir sobre un “lobo solitario” ni quería hacer una extrapolación de esa figura del mercenario errante que tanto se explota en la literatura fantástica, dándole un morral lleno de cartas en lugar de una espada. 



El mensajero (cerámica alemana)

Quería que fuera un tipo normal con lo que eso conlleva: al igual que la mayor parte de nosotros, se encuentra sujeto a una estructura organizativa en su trabajo que le condiciona en su día a día. Intenté que dicha estructura ofreciera una impresión sólida, sin complicaciones excesivas en lo referente a rangos, jerarquías o funcionamiento interno; no quería que, como parte de los engranajes del escenario, se superpusiera a la historia, sino que aportase dinamismo y naturalidad. La sensación de que el mundo sigue moviéndose a su ritmo por mucho que a Keith le salgan al paso problemas de lo más inverosímil.



Casi todas las Casas que aparecen en la novela llevan el nombre de un ave, un detalle que se entiende fácilmente como parte de ese mismo romanticismo que he mencionado antes: los mensajeros viajan con el viento, intentando que las noticias que llevan consigo, sean cuales sean, lleguen a su destino lo más rápido posible. Aunque, eso sí, es una particularidad de la zona a la que pertenecen la mayor parte de las Casas que menciono. En cierto momento de la novela aparece otra Casa situada en una región costera y lleva el nombre de otro tipo de animal. No es un aspecto en el que llegue a profundizar, pero las Casas adoptan un nombre en función de la región, siempre intentando mantener la misma simbología.



3. Su funcionamiento se asemeja mucho a los de los gremios artesanales europeos. ¿En qué te inspiraste para crearlas?


Me resulta difícil mencionar una inspiración concreta: supongo que en gran medida tenía asimilado el funcionamiento de los gremios a través de lecturas previas, y también gracias a los juegos de rol de corte medieval, en los que esta clase de organizaciones tienen un gran peso como parte del trasfondo. 


Juego de rol de corte medieval

Llevo jugando desde hace más de veinte años casi siempre en el papel del máster o director de juego, y son detalles muy importantes a la hora de escribir una historia: tus jugadores deben sentir a su alrededor un mundo bien definido y estructurado hasta el más mínimo detalle. O al menos tanto como puedas ofrecer… Que una ciudad desprenda vida durante una partida tiene mucho que ver no solo con los personajes clave que interactúen con ellos, sino también con los aspectos más “mundanos” que conforman el escenario, y aquí entra, por supuesto, definir cómo funcionan los trabajos y los gremios profesionales. 


4. ¿Podrías hablarnos un poco de su creación y estructura (sin mucho spoiler)?


Si te refieres a la creación del Gremio o de las Casas de mensajería en el universo de la novela… lo cierto es que no me he remontado tan atrás, ay. ¡Aunque podría ser buen material para una nueva historia! En cuanto a su estructura, puesto que hay que trabajar muy deprisa cada día para gestionar los envíos, no tendría mucho sentido que hubiera una estructura demasiado jerarquizada: ya se sabe que las cosas no funcionan rápido cuando hay muchos intermediarios. 


El líder de cada Casa tiene a varias personas de confianza que registran los envíos que llegan y los sitúan en las distintas rutas de entrega, planificadas para cubrir el mayor número de zonas de población. Naturalmente, este es uno de los aspectos que las Casas cuidan con esmero: quien cubra más zonas recibirá más encargos y estará en mejores condiciones de competir con los demás. Cada mañana se asignan las entregas a los mensajeros. Como se ve en algún momento de la novela, también es importante trabajar en acuerdos con posadas y otros establecimientos para los mensajeros que tengan que hacer noche durante el camino.


En cuanto a los propios mensajeros, más allá de que haya quienes tengan mejor reputación por su rapidez o eficiencia, no existe una jerarquía. Ser veloz implica tener más entregas, y por tanto mayores posibilidades de ganar dinero (se paga por entrega, una cantidad acordada en función de la distancia), pero aparte de eso no hay escalafones que subir o bajar. Tenemos demasiados ejemplos en nuestro propio mundo de problemas causados por crear distinciones de este tipo, así una organización horizontal para los mensajeros me parecía lo más adecuado.


5. ¿Qué dificultades encontraste en el proceso? ¿Cómo las solventaste?


Creo que no encontré problemas demasiado serios, en gran parte por lo que he comentado antes: no tenía intención de extenderme o ser demasiado exhaustiva con la organización de las Casas para que eso no lastrara la historia.


Surgieron muchos detalles tontorrones, de esos en los que no reparas porque —en teoría— no afectan a lo que estás contando… hasta que los encuentras en una relectura y saltan a la vista con luces de neón. Por ejemplo, el “recibí” que de alguna manera tendrían que firmar quienes recibieran una carta o un paquete, los mencionados acuerdos que las Casas deberían establecer con alojamientos para que los mensajeros se hospedasen en los viajes más largos, la forma en que se reparten los encargos al principio del día… 


Intenté siempre no caer en la sobreexposición, sino que todos esos detalles que aportan credibilidad a la organización estuvieran insertos en alguna escena, que se asimilaran con la naturalidad del día a día. No termino de sentirme cómoda con las lecturas en las que ciertos aspectos del worldbuilding se subrayan en exceso para demostrar lo repensado que está todo, así que traté de no caer en eso.


6. La relación establecida entre el resto de personajes y entornos de la novela con las Casas de Mensajeros es muy fuerte. ¿Cómo se consigue esa integración?


En una sociedad preindustrial como la que presento en la novela, los sistemas de mensajería tenían que funcionar como un reloj, siendo como eran una pieza fundamental para que los engranajes políticos y económicos girasen a su vez adecuadamente. Así que intenté que quedase patente esa importancia sin necesidad de prólogos o introducciones tediosas, que tantas veces lastran la lectura en algunas obras de fantasía.

Todos los personajes que se encuentran “de fondo” a lo largo de la novela, y que en algún momento interactúan con Keith o algún otro miembro del Gremio de Mensajeros, entienden que su labor es fundamental y necesaria tanto para las personas de a pie como para los poderosos, y es lo que expresan a través de sus acciones. Es una moneda de dos caras, claro: los mensajeros son respetados, pero también pueden ser un chivo expiatorio, el eslabón más débil de la cadena al que apretar para conseguir el control. Ciertos momentos fundamentales de la novela, al principio y al final, también dejan esto claro.

Mensajero recogiendo una carta que podría costarle el cuello

En general, para no irme demasiado por las ramas, me parece que la clave para que se perciba esa integración que mencionas es pensar en la sociedad en su conjunto: en todo momento intentaba reflexionar sobre la manera en que afectaría la labor de los mensajeros, o las acciones particulares de Keith, a cada individuo que aparece en la novela. Entendiendo el papel que juega el Gremio a todos los niveles, de lo particular a lo general, es más sencillo conseguir que las acciones o diálogos de los personajes muestren espontaneidad, y evitar que se conviertan en una excusa para explicar elementos del mundo.


7. ¿Qué aconsejarías hacer desde tu experiencia a quien quisiera escribir sobre agrupaciones como tus Casas?


Pensando en un contexto fantástico, creo que lo más adecuado es huir de complicaciones y de tratar de “reinventar la rueda”, e imaginar cómo funcionaría un sistema de nuestro mundo extrapolado a nuestra ambientación. Lo más básico debería mantenerse de manera muy similar, a ser posible, y a partir de ahí hay que empezar a pensar en “capas” de barniz que lo conviertan en algo propio y distintivo. 


8. Última pregunta: ¿nos das diez motivos extra, al margen de los gremios, para leer Historias del Camino?


Ay, diez motivos nada menos, jeje. Bueno, daré algunas ideas generales para quien se pregunte por qué debería leer la novela, o qué es lo que más me gusta a mí de ella.

Para empezar, creo que la fantasía que desarrollo huye un poco de los convencionalismos, y eso es algo que siempre agradecemos los que llevamos tiempo buceando en el género. No se trata de la épica desatada en la que el mundo siempre está en juego, que sí, es agradable de leer, pero que demasiadas veces termina cayendo en lugares comunes. 


En Historias del camino creo que hay más de aventura y descubrimiento: nos fascinamos al mismo tiempo que Keith, nos sentimos igual de perdidos o asustados que él, y en muchas ocasiones los grandes acontecimientos a los que se ve arrastrado le sirven de guía para tomar decisiones vitales, igual que nos sucede a nosotros en nuestro día a día.


Al hilo de esto, pienso que es un personaje con el que es fácil identificarse: un tipo corriente …en gran parte que comete errores y hace el idiota muchas veces, aunque termine encontrando el camino correcto. Algún que otro lector me ha comentado que le han dado ganas de gritarle y regañarle mientras leía, y creo que eso es un halago: significa que el personaje es imperfecto, y por tanto está vivo.


Aunque haya intentado dar mi propia visión de la fantasía, hay guiños y elementos reconocibles para cualquier lector que le harán sentirse “como en casa”. Intenté plasmar un pedacito de diferentes géneros en cada parte de la novela, tratando de dar espacio a todas mis “obsesiones”, o a esos aspectos que me fascinan de la fantasía más clásica, la ciencia ficción o el terror. Hay un poquito de todo eso, en su justa medida, y creo que el resultado queda bastante cohesionado; al menos eso ha comentado mucha gente como punto positivo, y me alegro de que haya sido así.


Y ya lo dije al principio, pero lo voy a repetir: es imposible no enamorarse de la novela a primera vista solo con el portadón que se ha marcado Barb Hernández.




Creo que ya está, aún aún tengo una última cosa por decir: No quiero terminar sin darle las gracias a Alister por interesarse por la novela y mi proceso en esta entrevista tan elaborada. ¡Y por su paciencia!, que le he dado muchas vueltas a las respuestas durante semanas y semanas 😊.



Las gracias debo dárselas yo a Mariela por el pedazo de entrevista que se ha marcado y la cantidad de consejos útiles para escribir sobre personajes grupales que nos ha dado. ¡Mil gracias!

Poco o nada puedo añadir yo al respecto sin caer en repeticiones, de modo que os dejo por el momento, pues no me cabe duda de que os apetece mucho más poneros a teclear que seguir aguantando mi chapa.


¡Nos leemos! ^^

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